
Comenzará mañana en una Roma blindada el Jubileo de la Misericordia, anunciado por el Papa Francisco el pasado mes de marzo. El año santo extraordinario comenzará el 8 de diciembre, 50° aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II y terminará el 20 de noviembre de 2016. Así como con ocasión del Jubileo del 2000, será la apertura de la Puerta Santa en la Basilica de San Pedro la que marcará el comienzo oficial del año santo. Un año que, para la Iglesia Católica, es destinado a la remisión de los pecados de los creyentes (Indulgencia). Normalmente se celebra cada 25 años (el último se celebró en el 2000) pero el Papa puede decidir celebrar jubileos extraordinarios. El último año santo extraordinario se celebró en 1983.
Durante este evento religioso llegarán en Roma cientos de miles de peregrinos, que asistirán a las ceremonias religiosas en el Vaticano. Algo a lo que la ciudad está acostumbrada, vista la cantidad de eventos de carácter religioso que se tienen cada año. Después de los atentados de París del 13 de noviembre pero, la preocupación por eventuales atentados en Roma ha disparado las alarmas. El Jubileo podría volverse un objetivo para los terroristas, por la gran cantidad de eventos masivos en la Plaza de San Pedro y en otros sitios de la ciudad. Por esto las medidas de seguridad que entrarán en vigor mañana seran particularmente fuertes.
Habrá más de dos mil soldados en la ciudad, y otros mil agentes de policía que se sumarán a los que ya estaban presentes.
Mañana, 8 de diciembre de 2015, los aviones no podrán sobrevolar la ciudad desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche, con la excepción de los vuelos comerciales y charter.
Además estará prohibido transportar explosivos, petardos, fuegos pirotécnicos, carburante (gasolina, metano, GPL) y estaran prohibidas las grabaciones cinematográficas que prevean el utilizo de armas similares a las que utilizan las fuerzas de policía. Finalmente estaran reservadas 300 plazas en los hospitales de la capital, para prevenir emergencias repentinas.
Otra medidad que ha sido decidida en ocasión del Jubileo extraordinario es la suspensión de todo tipo de huelgas de transporte público: autobuses, metro, trenes, aviones.
Roma prohíbe los “centuriones”
El pasado 25 de noviembre el comisario Francesco Paolo Tronca (que ha sustituido el alcalde Ignazio Marino después de su dimisión) ha aprobado una ordenanza que prohíbe algunas actividades turísticas en muchas zonas del centro histórico de Roma. Entre estas se prohíben los triciclos para el transporte de personas y la venta a pié de calle de billetes de acceso a los museos. La prohibición que más ha hecho hablar es la de los centuriones. “Se prohíbe cualquier actividad que prevea la disponibilidad a ser fotografiado como subjeto histórico en cambio de dinero” afirma la ordenanza: en pocas palabras no podrán más ejercer su trabajo los “centuriones”, hombres y mujeres disfrazados de antiguos jefes romanos que a cambio de dinero se hacían fotografias con los turistas.
Días después de la aprobación de esta ordenanza, un trabajador del sector turístico ha amenazado con suicidarse subiendose a uno de los puntos más altos del Coliseo: “somos italianos – ha gritado – tenemos contratos regulares, con esta medida perderemos el trabajo y quebrarán muchas empresas turísticas”. Luego ha sido convencido para bajar por los bomberos.
El ayuntamiento de Roma, que hasta hoy había tolerado la presencia de vendedores ambulantes y todo tipo de actividad turística en las zonas más turísticas de la ciudad, ha justificado esta medida afirmando que la presencia de estas personas resultaría potencialmente peligrosa durante el Jubileo.
La capital de Italia entre obras no acabadas, transportes que no funcionan y eternos atascos
El Jubileo del Vaticano no llega en un momento fácil para la capital italiana. Hace poco más de un mes la ciudad perdío anticipadamente a su alcalde Ignazio Marino, que dimitió trás las presiones políticas y mediáticas en una controvertida história de facturas falsas y tras meses de polemicas sobre su supuesta ineficacia como alcalde.
Hace un año la fiscalia destapó una enorme red de criminalidad organizada que relacionaba la “malavita” romana con altos cargos políticos y de la magistratura. Un escandalo enorme en el cual el ex alcalde no estaba implicado. Algo que no ha servido para que se quedara al mando de la capital.
La ciudad ha visto crecer en los últimos años una serie de problemas que lleva décadas sin resolver: la ineficacia del transporte público y de la limpieza urbana, el problema de los atascos (mucho más frecuentes y difusos que en Madrid), el estado de sus calles, destrozadas por una infinidad de baches, el degrado de sus periferias.
La alcaldía de Marino no ha podido cambiar mucho, a pesar de los esfuerzos, porque la entera red de agencias municipales (desde la agencia de tranporte público Atac hasta la agencia de limpieza AMA) estaba – y probablemente sigue – en manos del enorme sistema criminal que ha sido bautizado “Mafia Capitale”. La intervención sobre el ayuntamiento de Roma con la imposición del Comisario Tronca, es un sintoma de la situación en la cual la ciudad italiana se encuentra. Los ciudadanos lo viven en su piel cada dia: atascos interminables, continuas interrupciones en las lineas de metro por problemas técnicos o huelgas improvisadas, baches que vuelven las carreteras muy peligrosas, ausencia de reglas. Además, las obras excepcionales empezadas en abril después del anuncio del Jubileo por parte de papa Francesco, siguen casi todas sin acabar, y vuelven la vida de los romanos aún más dificil por las restricciones de andenes y por las desviaciones.
Por esto la llegada de miles de peregrinos para el Jubileo extraordinario, si por un lado es recibida positivamente por los trabajadores del turismo, por otro lado desata malhumor entre los ciudadanos, que no ven mejoras en una ciudad peremnemente hermosa pero con problemas crónicos que nunca se resuelven.
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