
Italia conmemora el 2 de agosto de cada año, aniversario de la Matanza de Bolonia, el acto terrorista más grave que el país haya vivido tras la Segunda Guerra Mundial.
El 2 de agosto de 1980, una bomba explotó en la sala de espera de la estación de trenes de la ciudad italiana, a las 10.25 de la mañana.
El atentado terrorista con más victimas en Italia
En el atentado, que los italianos recuerdan como «la strage di Bologna«, murieron 85 personas y hubo decenas de heridos. En el momento de la explosión la estación estaba llena de turistas y personas que se iban de vacaciones.
Entorno a la matanza de Bolonia permanece desde hace 37 años una gran cantidad de preguntas sin respuestas y de misterios.
La dificultad para encontrar los responsables
Algo desgraciadamente habitual en Italia, donde el periodo entre los años sesenta y ochenta fue marcado por una serie de atentados (Piazza Fontana, tren Italicus, piazza della Loggia en Brescia, con decenas de muertos) cuyos responsables han permanecido siempre en la sombra.
El terrorismo neo fascista tras la matanza

Si por un lado la magistratura italiana llegó a condenar por la matanza de Bolonia a tres terroristas neofascistas (Valerio Fioravanti, Francesca Mambro y Luigi Ciavardini), por otro lado las investigaciones han destapado un sistema – del cual formaban parte hombres de los servicios secretos – cuyo principal esfuerzo fue desde el principio dificultar las investigaciones y alejar en la manera más fuerte posible de un la verdad judicial.
Algo que en Italia se indica con una palabra bien precisa, y se llama «depistaggio» (un equivalente puede ser «encubrimiento», pero es algo más, porque incluye la fabricación de falsas pistas para alejar de la verdad y confundir para siempre los investigadores ).
De hecho, la magistratura llegó a condenar por «depistaggio» a Licio Gelli, líder de la logia P2, y algunos agentes del servicio secreto italiano Sismi. La cortina de mentiras y silencios entorno a la matanza de Bolonia, impide todavía hoy llegar a una idea clara sobre aquellos tristes hechos.
Una cortina de mentiras y silencios: «depistaggi»

En la estación de Bolonia hay una grande placa que recuerda a las 85 victimas de la bomba, y se decidió dejar parte del muro de la sala de espera así como lo dejó la explosión.
En la placa, además de los nombres de las víctimas, se puede leer: «víctimas del terrorismo fascista».
Sin embargo, si por un lado no quedan muchas dudas sobre el color político de los terroristas, pertenecientes a grupos neo fascistas «revolucionarios» muy activos en aquello años en Italia, la gran duda a la cual nadie ha sabido dar una respuesta final es: ¿quiénes fueron los mandantes?
¿Quiénes fueron los mandantes?
La magistratura no ha podido revelarlo de manera clara, pero la suma de investigaciones, declaraciones y datos que salieron a la luz en los últimos 30 años, permiten dibujar un cuadro muy inquietante. Según la «Associazione tra i familiari delle vittime della strage di Bologna del 2 agosto 1980«, los que pusieron la bomba, es decir los neo fascistas condenados por la justicia italiana, solo fueron el último anillo de un sistema mucho más grande cuyo fin era la desestabilización de Italia para conseguir un control autoritario del país. Una «estrategia de la tensión».
La estrategia de la tensión
Ésta es la hipótesis que quizás mejor explica aquellos terribles años. La presencia de algo más grande tras los pequeños grupos terroristas neo fascistas, explicaría también la dificultad enorme para encontrar una verdad judicial.
Sin embargo, es una hipótesis que no ha podido ser conformada por la magistratura, que ha alcanzado «solamente» verdades parciales.
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