Además de desobedecer a la ley de seguridad de Salvini, ofrecen sus puertos a los barcos de rescate con migrantes a bordo.

El 2019 se ha abierto con la «rebelión» de varios alcaldes italianos a la denominada «ley de seguridad» aprobada por el gobierno Conte, que introduce medidas en tema de inmigración. Una de las medidas introducidas por esta ley, fuertemente querida por la Lega de Salvini, es la suspensión del derecho al empadronamiento de los migrantes cuyo permiso de residencia por asilo haya caducado. Un derecho que hasta ahora consentía a los migrantes sin permiso tener acceso a servicios básicos.
Los alcaldes de Palermo y Nápoles contra Salvini
El primer alcalde en oponerse ha sido el de Palermo, Leoluca Orlando, que ha definido esta ley «inhumana y criminógena porque viola los derechos humanos e induce al crimen porque califica de ilegales personas que se encuentran legítimamente en nuestro territorio» y añade: en Palermo se aplica solo la Constitución, y esta ley va contra la Constitución. Después del alcalde Palermo, también el alcalde de Nápoles, De Magistris, ha anunciado que su ciudad no aplicará la ley de seguridad.
Un grupo de alcaldes italianos se rebela contra la ley de seguridad de Salvini (El País)
Se han juntado a este «movimiento de desobediencia» también el alcalde Florencia y el de Milán, aunque con posiciones más moderadas. Finalmente, también el actual presidente de la región Lazio (y candidato líder del PD), Nicola Zingaretti, ha apoyado este movimiento de protesta.
Migrantes, Nápoles y otras ciudades ofrecen sus puertos
La desobediencia de los alcaldes en tema de refugiados y migrantes abarca también otro tema muy actual: él de la nave Sea Watch. Se trata de un barco de una ONG alemana que, pocos días antes de Navidad, rescató a una treintena de migrantes (entre los cuales muchas mujeres y niños), después de que su lanza naufragara en el Mar de Sicilia.
Como ya ocurre desde julio de 2018, desde que Salvini es ministro del Interior, Italia ha cerrado sus puertos a este barco y durante dos semanas la Sea Watch se ha quedado a la espera de que algún país europeo abriese sus puertos. A principios de enero el alcalde de Nápoles ha ofrecido el puerto de la ciudad para que la Sea Watch desembarcara, y también el alcalde de Palermo ha vuelto a cargar contra la política de puertos cerrados del actual gobierno. De Magistris ha desafiado el gobierno diciendo que si la nave se hubiese acercado a Nápoles, el ayuntamiento habría puesto a disposición veinte barcos para rescatar a los migrantes y traerlos a la costa.
Otros municipios más pequeños han ofrecido sus puertos.
Varios alcaldes de Italia desafían a Matteo Salvini (El Mundo)
Incluso el actual presidente de gobierno Conte ha levantado la voz contra Salvini, ministro de su gobierno, llegando a decir que, si Italia no acogía a estos migrantes, habría ido en persona a recogerlos en avión. «Hay un limite a la política del rigor» dijo Conte durante una entrevista. Finalmente el caso de la Sea Watch se ha desbloqueado entorno al 10 de enero, cuando Italia ha pactado con otros países de Europa acoger a una decena de personas.
Entre tanto, la Italia solidaria existe todavía: hace pocos días, los residentes de Torre di Melissa, en Calabria, con el alcalde en primera línea, han acogido a 54 migrantes curdos cuya lanza se ha detenido en la playa del pueblo.
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