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Cada semana se repite la misma historia. Un barco cargado de migrantes es rescatado en el Mediterráneo central por algún barco de una ONG (aunque ya queda solo la Sea Watch), y busca refugio en el puerto más cercano, que casi siempre suele ser Italia. Italia, por voluntad del gobierno Conte y del ministro de Interior Matteo Salvini, impide el atraque. Cientos de migrantes se quedan a la espera de que algún país europeo los acoja. Salvini carga contra la «europa que mira hacia otro lado», y pide que los migrantes sean acogidos por otro país. Y así cada semana, la historia se repite.
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Alcaldes rebeldes
Cada vez más esta situación encuentra rechazo en una parte de la población italiana. Las manifestaciones y los actos para que se abran los puertos son muchos, y se van organizando desde hace meses, y últimamente muchos alcaldes – incluso de grandes ciudades como Nápoles o Palermo – han levantado la voz invitando a la desobediencia, no solo respecto a la acogida de los barcos, sino también respecto a la denominada «ley de seguridad» aprobada en diciembre, que introduce una serie de medidas que endurece considerablemente las normas de asilo.
Los últimos hechos
El pasado 23 de enero se cerró uno de los centros de acogida para solicitantes asilo (CARA). El centro de Castelnuovo di Porto, cerca de Roma, albergaba a cerca de 500 personas, que serán desplazadas a otros sitios de Italia. Al cierre de los CARA, que en realidad recibieron críticas en el pasado también por parte de la izquierda por ser sitios cerrados «de exclusión», se sumará en las próximas semanas el cierre de los SPRAR, que son centros repartidos por el territorio, a nivel municipal, con el objetivo de integrar a los migrantes que han pedido refugio en Italia. La pregunta es qué pasará cuando cierren todas estas estructuras. Una diputada del partido de izquierda Liberi e Uguali intentó parar la salida de autobuses cargados de migrantes que salían del CARA de Castelnuovo di Porto poniéndose delante de uno de los vehículos y criticando el desplazo de estas personas a otros sitios de Italia.
El alcalde del municipio, por su lado, criticó la medida y hospedó a una mujer somalí en su casa.
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El barco Sea Watch no atraca
Hasta aquí, lo que está pasando en tierra. En los últimos días el barco Sea Watch, de una ONG alemana, con 47 migrantes, se encuentra anclado a lo largo del puerto de Siracusa, sin posibilidad de atracar por el «no» del Ministerio de Interior italiano. Durante los últimos días se han multiplicado las manifestaciones para que Italia abra los puertos y ha habido sit-in también en el puerto de Siracusa. Algunos diputados del Partito Democratico (PD) han subido a bordo del barco para ver físicamente la situación y han denunciado el estado en el cual se encuentran muchos de los migrantes, algunos de los cuales habrían sufrido torturas en Libia.
La magistratura contra Salvini
El 24 de enero, el Tribunal de Ministros de Catania, (sección de los Tribunales ordinarios que conoce de los delitos cometidos por el Consejo de Ministros y sus miembros), ha pedido juzgar a Matteo Salvini por «secuestro agravado de personas» en relación a lo acontecido en agosto de 2018, en el denominado «caso Diciotti». El barco de la Guardia Costiera italiana Diciotti, que llevaba a bordo casi 200 migrantes rescatados en el Mediterráneo, llegó al puerto de Catania el 20 de agosto. Sin embargo, a parte algunos migrantes heridos, el Ministerio de Interior impidió el desembarque durante varios días. Intervino incluso el presidente de la República Sergio Mattarella, pidiendo el desembarque. Ahora el Senado tendrá que votar el suplicatorio de permiso para proceder con el juicio: el Movimento 5 Stelle, socio de gobierno de la Lega de Salvini, ya anunció que votará a favor.
Génova solidaria
El sábado 26 de enero en Génova diez mil personas se manifestaron por las calles de la ciudad en una marcha que pedía «puertos abiertos» y el desembarque inmediato de los 47 de la Sea Watch. La pancarta de apertura de la marcha era «Génova acogedora, abierta y solidaria».
Nápoles: «puertos abiertos»
El 26 de enero en Nápoles hubo otra manifestación para la acogida de migrantes. El alcalde De Magistris ha vuelto a declarar que «Nápoles es un puerto abierto» y, en un acto que ha tenido lugar en el teatro Augusto, ha lanzado una nueva iniciativa: crear una flotilla de embarcaciones que llevarían los migrantes a la costa, si los barcos de rescate de las ONG se acercasen al puerto de Nápoles. Durante la manifestación el alcalde afirmó, con tono optimista, que «Italia se está desalvinizando».
El 28 de enero tuvo lugar en Roma otra manifestación para decir basta al cierre de los puertos. La concentración, frente al palacio Montecitorio de Roma, donde se sitúa el Parlamento italiano, fue organizada por varias realidades bajo el lema «no somos peces», y ha pedido el desembarque inmediato de los 47 migrantes del Sea Watch. Presentes decenas de personas a pesar de la lluvia.
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