
En los últimos días en Roma se ha vuelto a hablar de árboles. En particular, de pinos. Y es que el pasado fin de semana fuertes rachas de viento causaron la caída de decenas de árboles en la ciudad: muchos de estos eran antiguos pinos.
El caso más llamativo (ocurrió el 25 de febrero) ha sido la caída de un pino, alto de decenas de metros de altura, en una calle en pleno centro. Una persona que conducía en aquel momento se salvó por milagro de la caída, y hubo dos heridos. Cada vez que hay viento fuerte en la ciudad (como pasó por ejemplo el pasado mes de octubre), el estrago de árboles es tal que el debate vuelve con fuerza.
Árboles viejos y muy altos
El problema es que los pinos presentes en Roma son viejos y sufren la falta de cuidado. Se trata de plantas muy altas y con decenas de años de vida: cuando el viento sopla con fuerza, estos árboles mastodónticos de raíces superficiales no aguantan, y caen con estruendo sobre las calles de la ciudad.
En 2018 muchos árboles cortados en Roma después de las caídas por el viento (en italiano)
¿Qué hacer con los pinos de Roma?
Al respecto se están formando dos frentes de pensamiento. Una parte de la ciudadanía quiere su sustitución con árboles más bajos, mientras otra parte prefiere que los pinos se queden en las calles de la ciudad, con un aumento de cuidados y menor altura. Al respecto, la edición romana de La Repubblica, uno de los diarios más leídos de Italia, ha lanzado incluso una encuesta: más del 70% de los lectores quiere que los pinos se queden en las calles de la ciudad.

Y es que no se trata de árboles cualquiera. Los pinos forman parte de la estética de muchas calles romanas, son presentes en cantidad en los parques y en las villas, bordean grandes avenidas o calles emblemáticas como la «via del Mare», gran rectilíneo que enlaza el EUR con el litoral.
Muchos expertos han intervenido en el debate afirmando que la solución es el cuidado y la sustitución más frecuente con ejemplares más jóvenes, limitando su desarrollo en altura.
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