
Nacida en Cremona en el seno de una familia de la baja nobleza genovesa, debe su nombre a la tradición que liga a su familia con la antigua Cartago. Su padre Amilcare inculca desde pequeña a ella y a sus cinco hermanas el gusto por la pintura. En 1545, con tan solo 15 años, cuenta como maestro con Bernardino Campi, y, posteriormente con Bernardino Gattipero, pero no será hasta la visita de Giorgio Vassari a su familia cuando sus aptitudes serán realmente descubiertas.
Una gran pasión: los retratos
Los retratos serán su gran pasión, con ellos desarrollará un estilo propio, con gran atención a los detalles y una técnica minuciosa. A menudo pintará autorretratos en los que se dedica a la pintura, la música y la lectura, denotando su estatus social y su personalidad inquieta, que mantendrá hasta los 96 años, cuando Van Dyck la retratará con la mirada afilada de una persona que sigue discutiendo de arte.

Durante los primeros años, la influencia de Campi es notable, el retrato psicológico y la atención a la veracidad de los objetos serán los rasgos característicos de su obra. Por inquietud propia realizará algunos cuadros de tema religioso, pero su fama adquirirá relieve internacional cuando en 1559, por intercesión del duque de Alba y del duque de Sessa, gobernador de Milán, será llamada a la corte del rey español Felipe II, de quien realizará uno de sus retratos más conocidos.
En 1559 es llamada a la corte del rey español Felipe II
En Madrid se convertirá en dama de compañía de la reina Isabel de Valois. De esta época se conservan numerosos retratos, cuya autoría, al igual que el retrato de Felipe II, ha sido discutida hasta hace poco, atribuyéndose a Pantoja de la Cruz, como es el caso Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II, los retratos de Juana, hermana del rey, de su hijo Don Carlos y Ana de Austria, cuarta esposa de Felipe II.

En 1571 contrajo matrimonio con Fabrizio de Moncada, hermano del virrey de Sicilia, donde se trasladaron. A la muerte de este, se casó de nuevo, Orazio Lomellino, con el que vivió entre Palermo y Génova, y quien, a su muerte, mando cincelar en su tumba las conocidas palabras “A Sofonisba, mi mujer, quien es recordada entre las mujeres ilustres del mundo”.
Un referente del arte renacentista
Sobonisba acabará convirtiéndose en un referente del arte renacentista que perdurará hasta nuestros días, no sólo por su virtuosismo, sino por ser una de las pocas mujeres internacionalmente aclamada y respetada por su arte.
En 2020 el Museo del Prado dedicó una exposición a grandes mujeres pintoras, al lado de Lavinia Fontana, Bárbara Longhi, Fede Galizia y Artemisa Gentileschi. Además, sus obras se encuentran las Galerías en Bérgamo, la Pinacoteca de Brera de Milán, la Galería de los Uffizzi y en museos de Nápoles y Siena.
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